YOGA
Comienzo por una pregunta. Quizá LA primera pregunta, como llave que abre las puertas del conocimiento y el saber.
¿Qué es el Yoga?
En palabras del maestro T.K.V. Desikachar:
El Yoga se plantea como un ejercicio continuado de atención en práctica física, respiratoria y en la vida diaria, para vencer los obstáculos a la clara percepción y desarrollar todas las potencialidades del ser humano.
Otras definiciones del yoga postulan:
Yoga es unión.
Pero… ¿Qué es lo que se une?
Yoga es unir las “cuerdas” (o “´hilos”) de la mente.
Y… ¿Qué serían esas “cuerdas” o “hilos”?
Yoga es dirigir toda la nuestra atención hacia un objeto y permanecer en él sin distracción.
¿Estamos hablando sólo de mente, el campo en el que existe la atención?
Yoga es hacer posible lo que al principio creemos imposible.
Hay un punto de partida y un estado deseado. Y ese estado al que aspiramos supone un proceso de atención hacia lo que creemos y, sobre todo, introspectivo. ¿Quizá auto-superación o auto-realización?
Por último, remitiéndonos al principal texto de cabecera escrito por el sabio Patáñjali, se define el Yoga como:
योगश्चित्तवृत्तिनिरोध
Yogaścittavṛttinirodhaḥ
Yoga (yogaḥ) es la cesación (nirodhaḥ)
de las modificaciones (vṛtti) de la mente (citta).
En un solo y monumental sutra (aforismo), Patáñjali ha creado un hilo de entendimiento que conecta todas las prácticas del yoga. Su texto, consistente en 196 aforismos, deja planteado el sistema del Yoga como un método con sus raíces filosóficas en los Vedas (los textos más antiguos de la cultura de la India) cuyo objetivo es trascender los condicionamientos de la mente, que nos impiden tener una visión correcta de la realidad y resultan en ataduras que nos perpetúan en el sufrimiento en todas sus formas y en todos sus niveles.
De esta manera el Yoga podría denominarse una ciencia de la mente, y como tal, la meditación y la contemplación son los métodos idóneos para investigar, comprender, entrenar, disciplinar y trascender la mente ordinaria para descubrir lo que hay en el ámbito de lo extra-ordinario. En parte, el método de acceso a esos ámbitos no ordinarios de la consciencia comienza con una intención seguida de una acción y práctica continuada durante un tiempo prologado.
El Yoga no es algo que puede simplemente aprenderse ni comprenderse a partir de estudio o lecturas intelectuales sino que es más bien una consciencia que se vive y que puede entrenarse de diversas maneras: en una esterilla haciendo posturas, ejercicios de respiración y desarrollando habilidades corporales; por el camino de la devoción; por el camino de la indagación e inquisición analítica conceptual hasta llegar a la última pregunta raíz: “¿Quién soy yo?”; por el camino del servicio; entre otros caminos posibles. Sea cual fuera el sendero, el destino es el mismo: la realización de nuestro máximo potencial que en Yoga se plantea como un estado más allá de cualquier dualismo y dominio del concepto: el estado de samadhi, la mente liberada y el sufrimiento trascendido.
¿Qué hace que el yoga sea una ciencia contemplativa?
La pedagogía del Yoga pertenece al campo de las ciencias contemplativas, un abordaje de enseñanza que integra el encuadre conceptual filosófico, prácticas psico-corporales y el aprendizaje experiencial que posibilita la asimilación y el conocimiento último en primera persona a través de la vivencia.
La transmisión del conocimiento es contactual – de Maestro a discípulo – y, manteniéndonos fieles a sus raíces y al método original, el linaje es fundamental y da fuerza al individuo a la hora de ser un eslabón más de la cadena de enseñanza de la tradición. De allí la importancia de encontrar guías idóneos que puedan acompañarnos en nuestra indagación individual.
Se dice que estas enseñanzas tienen distintos niveles de experimentación: el externo, el interno y el secreto. En el primer caso (el externo), quizá no sea indispensable una asistencia o guía, mientras que en el segundo caso (lo interno), es altamente recomendable ese guía y en el tercero (el secreto), es imprescindible.
¿Cómo es el proceso?
La ciencia del Yoga plantea procesos que van de lo más burdo a lo más sutil. Un proceso de refinamiento de nuestras capacidades perceptivas y de desenvolvimiento en todos los ámbitos de la vida: la relación con nosotros mismos, nuestros cuerpos y nuestra salud, lo social, lo laboral, lo vincular. etc. Para dar un ejemplo, podemos tomar la práctica del Hatha Yoga (el yoga que involucra el cuerpo físico), y hacer foco en la consciencia de abordar nuestros cuerpos sin violencia – siendo la no violencia el precepto número 1 del Yoga. La idea es experimentar ese cuidado y esa especial atención y sensibilidad vivenciada en el cuerpo y nuestra práctica para poder llevarla a todos los planos de la vida.
Una actitud yóguica sería la de mantenemos en la intención y atención despiertas. Como consecuencia de esa actitud, estaremos dando pasos en lo que hace a otro proceso todavía más profundo: el de la dependencia a la liberación. Rompiendo el círculo vicioso de patrones inconscientes que producen conductas automatizadas que nos aprisionan, y asumiendo la libertad (y la responsabilidad), de tomar las riendas de qué y cómo queremos expresarnos y manifestarnos en este mundo y ante los demás.
¿Qué función cumple el cuerpo físico?
El cuerpo es un vehículo para desarrollar esta práctica. Honrándolo y trabajando nuestras limitaciones, una práctica física puede propiciar la apertura a otras dimensiones de lo que somos. El punto cúlmine de este proceso es cuando florece el estado meditativo en cada movimiento, no sólo en la esterilla.
Es así que, en este caso del Yoga que involucra el curpo físico, la práctica se convierte en el proceso y en el destino. El esfuerzo físico es el reto para nuestro carácter, nuestra voluntad y la forma de vernos y tratarnos a nosotros mismos, de allí que pueda generar un darnos cuenta que propicie el auto-conocimiento, el crecimiento interior y un cambio de visión a partir de la vivencia.
¿Cuál es el método que utiliza el Yoga para sus cometidos?
Contrariamente al método de enseñanza académico contemporáneo y al modelo preponderante científico empirista de la ciencia moderna, que busca fórmulas para lograr determinados resultados con el menor (o ningún) margen de error, el Yoga no promete una “cura” ni ningún resultado “exitoso” en particular. Es más, el Yoga exige que renunciemos a cualquier aspiración de resultado específico concreto, porque ello significaría otra fijación para nuestra mente, que ya tiene suficiente con las que se han instalado por educación, cultura y experiencias personales.
Lo que sí puede garantizarse es que es un método comprobado para mejorar nuestra calidad de vida sea cual sea el punto de partida. Esa “garantía” de mayor bienestar está dado, precisamente, por la posibilidad que brinda de ablandar o diluir las fijaciones de la mente, que pueden ser dolores o afecciones físicas, prejuicios, creencias limitantes, vínculos tóxicos (comenzando por el nuestro con nosotros mismos).
Por otro lado, la práctica del Yoga puede ser una puerta de entrada a un universo con tantos matices como la propia naturaleza del ser vivo multidimensional que somos. Cada uno accederá por donde pueda y por lo que llame su atención. Y a todos nos ofrece la oportunidad de descubrir el infinito individual y, eventualmente, trascenderlo.
¿Cuál es mi propuesta?
Aspiro a brindarte un momento y espacio de práctica que sea un remanso de reconexión y vuelta a ti que potencie tus recursos y atienda tus necesidades.
Combino técnicas del Hatha Yoga (yoga físico -posturas y respiración entre otras) y del Raja Yoga (yoga de la mente/meditación) para lograr una mente estable, calma y clara en un cuerpo saludable.
Cada práctica tiene un foco diferente que propone integrarnos, reconocernos y aceptarnos, reducir los niveles de estrés y devolvernos a los estados de calma, quietud, plenitud y alegría que son nuestra esencia y naturaleza más pura.
Casi sin proponértelo, en tu día a día podrás ir instalando una actitud relajada y atenta en un cuerpo sano y vital.
Las herramientas de auto-conocimiento del Yoga mejoran nuestra salud en su más amplio sentido y nuestra relación con nosotros mismos y los otros. La acción con consciencia es tanto el vehículo como el destino en todas las fases de mi propuesta.
Con dedicación, constancia y confianza, tu práctica indefectiblemente mejorará tu calidad de vida, manifestada en tranquilidad, equilibrio, fortaleza, empatía, liviandad, comprensión profunda de los procesos de la vida.
Partimos de donde estamos y con lo que tenemos, no hace falta experiencia previa. En las clases voy facilitando la progresión en cada ejercicio para que cada uno las adapte según sus posibilidades.
Volviendo a buscar mi inspiración en los textos sagrados, cito nuevamente a Patañjali, y el primero de los sutras YS 1.1.
अथ योगानुशासनम्
Atha yogānuśāsanam
Aquí comienza, auspiciosamente, (atha) la instrucción (anuśāsanam) del Yoga (yoga)
Tú llegas a mí. Tú eliges qué te interesa. Tú decides tu nivel de compromiso. Tú me das la oportunidad de ser útil y asistirte en tu práctica, tu labor, tu aventura. Yo te agradezco.