Laura Ronco
Arte en bienestar holístico
De lo que cuentan de mí y mi primera infancia, dicen que:
El obstetra no hizo tiempo a ponerse los guantes y yo ya estaba llorando en el pecho de mi mamá. Caminé a los 10 meses. Dejé los pañales al año y medio. A los cuatro años era la asistente de mi maestra de jardín de infantes en el cuidado de mis compañeritos. A los siete años decía que quería “salvar a la humanidad”, mucho antes de conocer a los “Advengers”.
Podría leerse que ya pintaba decidida y resolutiva para hacer lo que tenía que hacer (nacer), la llamativa inteligencia corporal y una precoz, y ambiciosa, aspiración altruista y compasiva, porque está claro que no resulté heroína de Marvel.
Lo cierto es que, con todo eso (sumado a un gran espíritu emprendedor e independiente), con coraje y mucho de inconsciente resiliente, soy lo que soy, y seguirá construyéndose. Y estoy donde estoy, que nunca es el destino final.
Situándome en eje vertical sobre la línea de tiempo de mi vida, miro lo que fue y puedo detectar un común denominador de los momentos y eventos que considero mojones de mi trayecto. Eso que identifico de igual en el sustrato de cada uno de ellos es que han sido dificultades a las que no pude hacer más que mirar a los ojos. Y cada uno de esos conflictos, o situaciones no deseadas, me devolvieron, sin defecto, nuevas visiones, y en algunos casos, me abrieron las puertas de nuevos universos.
Así…
Cuando el deporte y el gimnasio no me bastaban, mi hermano me introdujo a las danzas y la posibilidad de dar más lenguajes a mi cuerpo para que se exprese.
Cuando las disciplinas occidentales no me eran suficiente, aparecieron las disciplinas orientales: artes marciales y artes de la salud. Y la palabra nombra cómo abordé esos preciosos saberes y tesoros, con la dedicación de una artista que crea y recrea con su cuerpo e inspiración.
Cuando la religión no pudo acoger más mi espiritualidad y la terapia psicológica no podía devolverme a mi espacio de contentamiento y calma, me llegó el reiki y las terapias holísticas, para re-ligarme con lo que me sostiene, y en lo que confío, más allá de toda materia, y a lo que no me preocupa en lo más mínimo encontrarle fórmula, denominación, nombre ni ley.
Cuando todos los médicos, menos uno, me indicaban cirugía de cuerdas vocales que curarían mi patología pero que modificarían mi voz (sello singular de mi persona si los hay, y si me has escuchado), en ese momento, en el que sentía que perdería un signo muy importante de mi identidad, me llegó el canto, y más tarde, el Yoga de la voz y la dicha de la expresión vocal y las músicas ancestrales sagradas que, con otro método, me curaron.
Cuando la naturaleza extraordinaria de mi hijo nacido me sorprendió, duelé mis expectativas y comenzamos a mapear una experiencia en la que yo operé de su guardiana y facilitadora y él…, él me operó el corazón.
Cuando mi hermano murió el día de mi cumpleaños, comprendí que no todo podría comprenderlo y decidí celebrar la vida, mi vida y honrar la de él. Me llevó tiempo pero hoy, tengo la muerte muy presente, como la tienen todas las culturas que admiro por su profunda sabiduría y del bien-vivir. La muerte es mi buena consejera que me recuerda que cada minuto cuenta, que no hay tiempo que perder. No sé cuándo llegará. Sé que hoy vivo y que estoy en el intento de hacer algo bueno con ello.
Cuando mi sexualidad se sintió atrapada en un modelo que sentía que no me pertenecía, que no era suficiente. Que el ciclo de fuego, pasión, enamoramiento y desenamoramiento era un loop cuyo placer duraba cada vez menos. Cuando sentía mi fuego y mi eros colmando y pulsando en cada una de mis células y no tenía un cauce en el que derramarme, fue entonces que me llegó el Tantra y la sagrada Kundalini. El cuerpo como portal y templo sagrado de la religión de la presencia. La corporalidad como canal y transmisor de amor. Amor que es motor, génesis y anhelo más profundo en todo ser humano. El placer en octava superior. Y, así como resulta infinito el gozo, igual de descomunal, o más grande aún, es el desafío de vivirlo sin apego y animarse a llevar claridad a nuestros dolores y heridas. Porque no hay Tantra sin consciencia de luces y sombras y no hay Tantra sin la exploración de esa consciencia que es luminosa, cognoscente y compasiva. Eso es lo que me han enseñado mis Maestros de linaje y cada paso a su lado ha sido pura revelación, a veces con dolor, y siempre con dicha y agradecimiento.
Cuando perdí el trabajo, que me daba seguridad económica y una estabilidad que creía sólida, el horizonte de desdibujó en mi tierra de origen, crucé el océano y di a luz a la artista y artesana del bienestar holístico. Barcelona fue mi nueva tierra. Allí renací y me reinventé. Comencé a enseñar, con mi impronta personal, mucha pasión y sumamente inspirada, aquellos conocimientos recibidos de Maestros, con quienes había estudiado taoísmo como hobby. También inicié mi camino como terapeuta, primero de Medicina China, y más tarde incluiría otras técnicas y métodos de sanación como tacto consciente, Babandi, técnica metamórfica, Chi-Nei-Tsang, bioenergética, PNL, todos los estilos contemporáneos de Yoga, meditación de varias tradiciones ancestrales y técnicas contemporáneas, sanación con sonido, con la voz y en el canto, Tantra y sanación sexual.
Cuando mi corazón constreñido me dio razones para volver a mi tierra natal, inauguré El Portal Barcelona, un hogar en el que mi nueva familia barcelonesa pudiera seguir practicando y creciendo. Y volví a cruzar el océano y en Buenos Aires me esperó otra bella aventura: Valletierra Centro de Yoga. Una casa que codirigí, que me dio espacio para mis clases, cursos, formaciones, eventos, laboratorios y, lo más importante, otra preciosa familia.
Cuando, un día vi, miré y observé a mi alrededor lo maravilloso de este mundo y de la vida en él y, al mismo tiempo, las miserias e injusticias, los abusos, la violencia, el sinsentido del progreso y la productividad vacíos de humanidad, me di cuenta que necesitaba encontrar la manera de llevarlo constructivamente dentro mío. El corto-circuito de pensamiento y sentimiento, que esa observación todavía me provoca, me llevó al budismo, su estudio y sus prácticas que considero un saber y conocimiento de fórmula exquisita con muchísimo de bueno, bello y verdadero para ofrecer a la humanidad en estos tiempos de tanta necesidad y tanta confusión.
Cuando el movimiento me agotó, se me abrieron las puertas de la quietud y el silencio, y entré en cuarentena por pandemia. En ese momento me llegó la claridad de lo urgente e impostergable: cuidar al planeta tierra, cuidar a los demás y cuidarme a mí misma con todo el amor del que fuese capaz de proveer y proveerme. Todo esto con mucho más compromiso y más fuerza que hasta ese momento.
Y cuando llegue el día en que me haya llegado el día, que me encuentre en una buena y con poca cosa pendiente.
Y si con todo esto, la pregunta sigue siendo “quién soy”… Y sí, lo seguirá siendo. ¿Quién soy yo? ¿Quién eres tú?
MIS LINAJES
Si hay algo que reconozco como un esfuerzo valioso y clave entre todas las cosas que he hecho, es el haber buscado, insistido e invertido tiempo y recursos en mis formaciones y experiencias con quienes yo elegí como guías. En las tradiciones y disciplinas que practico, estudio y transmito, lo más importante es el conocimiento contactual y la experiencia en primera persona, cuyo proceso es muy saludable y, en algunos casos indefectible, que esté acompañado por un mentor, instructor, Maestro o gurú.
Estas son las tradiciones y Maestros que honro:
Budismo
Juan Manuel Cincunegui. Lama ordenado por SS Dalai Lama (de 1992 a 1999) y PhD, PhD en filosofía.
www.juanmanuelcincunegui.com
Gerardo Abboud. Maestro e Instructor del linaje budista Drukpa Kagyu. Fundador y Maestro residente de Dongyuling en Buenos Aires (https://www.dongyuling.com.ar/). Discípulo de Apho Rinpoche, Dilgo Khyentse Rinpoche, Khamtrul Rinpoche, Sengdra Rinpoche, Gegen Khyentse.
Yoga – Tradición de Krishnamacharya
Juan Pablo Martín. Discípulo de TKV Desikachar hijo de Tirumalai Krishnamacharya, yogui cuyo linaje puede trazarse hasta el S IX de nuestra era.
https://www.yogatk.com.ar/
Gonzalo Rico Peña. Discípulo de Kausthub Desikachar y de TKV Desikachar, nieto e hijo, respectivamente de Tirumalai Krishnamacharya.
https://yogabaires.com.ar/trainer/gonzalo-rico-penia/
Tantra
Astiko. Discípula de Osho, Guirida y Papaji.
https://tantrawithastiko.com/astiko/
Yoga of the Voice – Vox Mundi Project
Silvia Nakkach. Discípula de Pandit Ali Akbar Khan, Dr. Ritwik Sanyal and Pandit Uday Bhawalkar.
http://voxmundiproject.com/silvia-nakkach/
Alba Lirio.
Discípula y colaboradora de Silvia Nakkach, de Gill Anthony (RAD), de Graciela Figueroa en danza y de Mãe Gamo Baixinha (en la escuela del Amor).
Mi linaje biológico
TUKY (mi mamá) y HORACIO mi papá)
Certificaciones
Aquí puedes ver los certificados de mis formaciones, cursos y post-grados de especialización.
GRATITUD
Agradezco a mis padres, Tuky y Horacio, por haberme dado la vida, los medios para cuidarla y desarrollarla y su presencia y amor incondicional, entre las más importantes de todas sus dádivas y dones.
Agradezco a cada persona y ser sintiente que la vida me trae, y me ha traído, porque con ellos, y gracias a ellos, mi existencia se llena de sentido.
Agradezco a mis Maestros de linaje porque me asisten y acompañan en mi indagación y destellos de realización encarnada del misterio de la vida y esa vida en mí.
Agradezco a mis Maestros del día a día: familia, amigos, quienes me agradan y quienes “me cuestan”, animales, plantas y todo ser vivo porque en lo cotidiano es donde ejercito la intención de ser mejor persona y,
eventualmente, develar el misterio, no importa cuán lejos esté de ello.
Te agradezco a ti, por haber llegado tan lejos en la lectura de este relato que de alguna manera ya nos está vinculando.
Agradezco a la vida en mí que me está dando la enorme oportunidad de experimentar y explorar la naturaleza humana y, pudiendo sentir la belleza y la extraordinaria fuerza de lo invisible a los ojos, tener los medios y la
determinación de acompañar a otros a que también lo sientan.