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Meditación

 

Para poder comprender lo que es la meditación, cómo funciona y para qué puede servirnos, te propongo primero preguntarnos ¿qué es lo que hizo que surgiera la meditación y cómo ocurrió ese fenómeno? Por otro lado también deberíamos puntualizar a qué meditación nos estamos refiriendo, perteneciente a qué tradición o escuela de qué momento de la historia de la humanidad y a qué sociedad y cultura.

 

Efectivamente hay muchos tipos de técnicas de meditación que tienen algunos puntos en común y otros en los que difieren. Podemos sentarnos a observar nuestra respiración, hacer movimientos coordinados con la respiración, podemos entonar cantos y emitir determinados sonidos en lenguas muertas y vivas, podemos hacer visualizaciones, podemos danzar o girar en eje con los brazos en cruz, podemos permanecer en la observación de algún objeto, podemos hacer ejercicios de respiración. Todas estas son algún tipo de práctica meditativa.

 

El punto crucial que todas esas técnicas comparten es el de ser métodos de trabajo y entrenamiento de la mente en la presencia. A partir de allí, habría que indagar en cada caso cuáles son los encuadres filosóficos, teóricos y conceptuales en los que las prácticas auspiciarán de vehículos para explorar las dimensiones de la experiencia como seres con consciencia, que es lo que somos.

 

De los métodos de meditación más divulgados en la actualidad, Mindfulness y el Yoga están en una fabulosa etapa de crecimiento y expansión, sostenida e ininterrumpida, durante las últimas décadas, Y no son los únicos.

 

¿A qué se debe este fenómeno de surgimiento tan notorio que sigue ganando fuerza y adeptos?

 

La respuesta es tan simple como obvia y, en gran medida, alarmante: la necesidad de una “medicina” para los males modernos, entre los más destacados: el déficit atencional, patologías mentales y estrés disfuncional crónico causante de patologías físicas. En efecto, las estadísticas están registrando curvas ascendentes en todos estos casos, que se han agudizado por la pandemia de COVID 19.

 

En este punto es donde presente y pasado convergen. Hoy, la necesidad y el malestar están llevando a buscar maneras de abordar nuestras dificultades así como en el pasado, la necesidad de comprender y liberarse del sufrimiento fue la premisa que llevó a sabios, rishis, gurúes y Maestros realizados a buscar el por qué de ese sufrimiento, cómo liberarnos de él y cómo ser felices. Y ellos hallaron una respuesta. Y cada uno lo expresó a su manera, dentro de sus marcos de creencias, valores y experiencias. Todos coincidieron en algo:

 

es nuestra propia mente la que provoca el sufrimiento y

es nuestra propia mente la que puede liberarlo.

 

Otros aspectos en común de los distintos métodos de meditación que pueden practicarse tanto en ámbito canónico como secular:

 

 

 

       Redireccionar la atención de lo externo a lo interno.

 

       Primer objetivo: calmar, apaciguar la mente.

 

       Lograr cada vez mayor capacidad de concentración sin distracción.

 

       Refinar la capacidad de percepción.

 

       Trascender la visión ordinaria dual (objeto-sujeto).

 

Cultivar lo que podríamos denominar las “cualidades del corazón”, la empatía, el amor bondadoso, la compasión, la generosidad, el agradecimiento, la alegría gozosa.

 

 

¿Para qué puede servirte?

 

El sólo hecho de poder llevar aquiescencia a nuestra mente proporciona un estado de bienestar profundo que todo ser humano anhela, sea o no consciente de ello, y que a todo ser humano proporciona alta calidad de vida y salud en su más amplio sentido.

 

Por otro lado, hay estudios que han comprobado que nuestra calidad de vida depende, en gran medida, de nuestro nivel de atención: la gente dice sentirse más feliz cuando puede hacerse más presente en lo que hace, dice y siente.

 

Nuestra atención es como el foco de una linterna que ilumina aquello a lo que se dirige. Una mente concentrada, clara y presente amplifica nuestra experiencia y otorga más intensidad y profundidad a cada vivencia.

 

Pero no sólo aspiramos a esa intensidad y agudeza de atención sino que también pretendemos que los fenómenos, ya sea por apego o por rechazo, no nos arrastren. En definitiva, la idea principal es poder gobernar nuestra mente y sus fuerzas. Tener una mente calma con capacidad de foco y, al mismo tiempo, sensible y compasiva, que cada vez pueda refinarse más para lograr una visión más pulida y nueva de las cosas y de la realidad, despojándola de ropajes y el yugo del concepto.

 

Por lo dicho hasta ahora, cualquiera de los métodos de meditación, plantean:

 

1. Una progresión en la indagación de lo que es la mente y cómo funciona.

 

2. Una investigación en profundidad la naturaleza de lo que somos, lo que es la realidad.

 

3. Una vez alcanzado el punto 2), desde la realización de ese conocer y saber, erradicar todo sufrimiento y sus causas.

 

Claro que, más allá de su fin último, en sus distintas instancias a lo largo de nuestra experimentación y práctica, la meditación nos puede proporcionar enormes e importantes efectos terapéuticos y estados de gran bienestar como pueden ser:

 

       Disminución del estrés.

 

       Mejora de la calidad de sueño.

 

       Disminución o erradicación de la ansiedad y la depresión.

 

       Fortalecimiento de la memoria.

 

       Mejora de la salud.

 

       Una actitud más serena y clara para enfrentar los obstáculos que nos presenta la vida.

 

       Mayor efectividad y eficiencia en todos los ámbitos de desenvolvimiento cotidiano.

 

       Favorecimiento de la introspección y el autoconocimiento, lo que permite cortar con el círculo vicioso de reacciones automáticas.

 

       Mayor equilibrio emocional. No se trata de reprimir las emociones ni negarlas sino hacer de ellas material para el auto-conocimiento y los procesos terapéuticos.

 

Y podríamos ir más allá de aspirar únicamente a nuestro bienestar individual e incluir a los demás seres en nuestras intenciones de bienestar, y en nuestra acciones altruistas de asistencia y acompañamiento de los otros.

 

¿Cómo Meditar? ¿Cuál es mi propuesta?

 

Ya sabemos que existen muchos métodos de meditación.

 

En mis clases y cursos, enseño diferentes técnicas que he explorado en mí misma, provenientes del Raja Yoga (Yoga de la mente), el Budismo Tántrico Tibetano, el Tantra hinduísta, Mindfulness, meditaciones en movimiento, meditación en el canto y la vibración de la voz y el sonido (Naad Yoga), el Tai-Chi.

 

De acuerdo al perfil de la persona o grupo al que asisto, ofrezco las prácticas que considero más adecuadas en cada caso. Los formatos para el aprendizaje experiencial puede ser el de clases, cursos o retiros de estudio y experimentación.

 

Nada de esto tendría sentido si no pudiesen aplicarlo en sus vidas y desde el primer día. De allí que los ejercicios y prácticas son progresivas y simples de recordar y repetir, sobre todo para los que se inician.

 

 

Una apreciación personal

 

Creo fundamental que se considere, desde el primer momento, que el entrenamiento de la mente es un proceso que lleva tiempo, muchas veces mucho más del que nuestro intelecto espera. Implica cierto esfuerzo, que inexorablemente siempre te reportará enormes beneficios.

 

Esos potentes beneficios llegan cuando uno es persistente y perseverante en su práctica. Esto debería alentarnos y permitirnos abrirnos a la posibilidad de entregarnos a transitar y disfrutar el camino en lugar de esperar determinado resultado y seguir en el programa de circuito cerrado ordinario de “expectativa – frustración”, “deseo -satisfacción inmediata”, mecanismo que como un virus, distorsiona los ritmos orgánicos y nos provoca ansiedad y malestares de todo tipo.

 

Lo que hace la meditación es transformar nuestra visión de las cosas, la única transformación posible para el común de las personas. De manera que, muy probablemente, el primer enorme desafío sea el de concebir que el “gran triunfo” de una práctica está en haberla hecho y en no desistir de ella, más allá de los resultados o recompensas específicas que anhelemos.

 

Se trata de un intento de liberación de nuestros patrones ordinarios. Se trata de habitar el presente y descubrir en él todas las claves para la realización de una vida plena alineados con lo más genuino y original de nosotros mismos,

soltando miedos y dándole lugar amorosamente a lo que la vida nos trae y lo que somos momento a momento.

 

 

En palabras de S.S Dalai Lama:

 

La coherencia de lo que somos a cada momento en el presente es fundamental para alcanzar la felicidad duradera ya que brindan relaciones de confianza, seguridad, honestidad y transparencia, lo que nos hace sentir plenos y dichosos. Uno debe mantenerse optimista y no dejarse abatir por la ardua tarea. El trabajo es individual y laborioso y, desde uno, se influencia a la propia familia, a la comunidad, a la nación.

 

Así, el “efecto mariposa” se torna una realidad contundente, y constatable, si afinamos la percepción. Así como el mínimo movimiento de aleteo de una mariposa repercute hasta en la última partícula del universo, de la misma manera ocurrirá directa, o indirectamente, desde tu vivencia individual hacia todo y todos a tu alrededor. Sólo es cuestión de mantenernos atentos, observar y contemplar en total aceptación, con un corazón abierto.

 

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